Todo lo bueno tiene que concluir, y Penny Dreadful no es la excepción. La gran serie creada por John Logan emitió su último capítulo el domingo pasado, y para la sorpresa de todos, lo que era un simple final de temporada terminó siendo el final de la serie.
Para todos aquellos que no la hayan visto, les diré que ésta era una joya de la televisión norteamericana. Tan es así que ha pasado a convertirse en una serie de culto. Lo que la hacía tan grandiosa era el ingenio detrás del guion, desde el cual se combinaron las diferentes historias de terror de la época victoriana que han transgredido a lo largo del tiempo y siguen siendo conocidas en nuestros días.
Lo que la hacía tan especial no era solamente lo bien escrita, aunque algunos la podrían encontrar un tanto lenta, pero en lo personal considero que se le daba el tiempo exacto a cada personaje para mostrar su desarrollo personal y su lucha para superar sus obstáculos internos. A su vez tenemos desde el principio hasta el final un gran desarrollo de estos personajes, que vamos conociendo lentamente. No sólo tuvimos la oportunidad de ver su presente, también descubrimos sus pasados, a través de capítulos enteros dedicados a la gran ¿heroína? Vanessa Ives (Eva Green), o mediante diálogos como lo fue Lily (Billie Piper) en esta tercera y última temporada.
Este año pudimos conocer a la familia de Ethan Chandler (Josh Hartnett), quien en la temporada anterior terminó partiendo en un barco a su país natal. A él lo persigue el inspector del Scotland Yard y los comisarios del Lejano Oeste. No sólo ellos están detrás de él. Hecate (Sarah Greene), una criatura de la noche que antes se encontraba con la antagonista de la temporada anterior, y Sir Malcolm Murray (Timothy Dalton).
Lily convive con Dorian Gray (Reeve Carney), y decide crear un ejército para buscar la igualdad de las mujeres. Todas ellas son prostitutas que han estado trabajando en el negocio desde muy temprana edad, y tienen en común el sentimiento de la humillación y del maltrato que han sufrido por parte de los clientes y de sus empleadores.
Por su lado, el Doctor Frankenstein (Harry Treadaway) sigue perdidamente enamorado de Lily y quiere buscar una forma de “curarla” de su locura. Acude a un viejo amigo y colega, el Dr Henry Jekyll (Shazad Latif), quien ha descubierto una cura temporal para curar a los pacientes psiquiátricos.
La Criatura (Rory Kinnear) se encuentra en el polo norte, trabajando en una embarcación. En el primer capítulo de la temporada renuncia y decide volver a Londres para descubrir quién era realmente.
Finalmente, Vanessa Ives se ha quedado completamente sola, lo que la impulsa a empezar terapia con la Dra Seward (Patti Lupone). A su vez, va a conocer al apuesto y carismático Dr Sweet (Christian Camargo), un zoólogo que trabaja en el Museo de Ciencias Naturales de Londres, pero que en realidad no es quien dice ser. Vanessa sabe que está siendo perseguida y decide buscar ayuda a una especialista en muerte llamada Catriona Hartdegan (Perdita Weeks).
Las actuaciones siguen siendo una de las mejores cosas que tuvo esta serie, especialmente las de Rory Kinnear, Eva Green y Billie Piper. Sin embargo, todos tienen sus momentos en los que brillan y transmiten la humanidad de sus personajes. Lo que Penny Dreadful podía transmitir era eso, la humanidad de los personajes, la lucha constante que todos tenemos entre el bien y el mal, los momentos de desesperación en los que la gente se aleja de la fe y siente que nadie se encuentra allí para salvarlo.
Finalmente, (ya termino, prometo que sí) el final que nos deja esta serie es amargo. Hay mucha gente disconforme con el mismo. En cuanto a lo que yo sentí en este último episodio fue angustia y alivio. Angustia porque ya no habría otro capítulo en los que podré ver a esta banda nuevamente unida luchando contra el mal y cuidándose unos a otros. Alivio porque sé que Vanessa Ives obtuvo la paz que realmente buscaba.