¿Cuánto conocemos de Corea del Norte? ¿La información que tenemos del país es verdadera? ¿Qué saben ellos del resto del mundo? Éstos y otros interrogantes plantea el cineasta español Álvaro Longoria en este documental.
Sabemos que Corea del Norte es un país hermético al que nadie puede entrar, ni salir. También nos enteramos mediante los medios de comunicación de sus intenciones de crear un armamento nuclear para combatir a su principal enemigo, Estados Unidos. Conocemos a su líder y cómo se lo tiene que considerar como un dios. La oportunidad que nos da este documental de conocer el país por dentro y de poder conocer a su gente es única. Sin lugar a dudas, permite ver que estas personas viven sus vidas como cualquier otra persona en el mundo, a pesar de las restricciones que tienen.
Lo que me chocó un poco, fue cómo venden la ideología del país y publicitan al mismo como la tierra de la paz y la felicidad, sobre todo de parte del español Alejandro Cao (único inmigrante que vive allá y trabaja para el gobierno). El simple hecho de que tienen parte de la población muerta de hambre, no significa que Estados Unidos tenga la culpa si el gobierno distribuye mal los ingresos y destina el 16% de los mismos en el mantenimiento de sus ejércitos. También me molestó cómo hablaban de los Derechos Humanos (decían que eran un invento norteamericano para controlar las regiones), especialmente cuando pertenezco a un país que sufrió de una dictadura militar y que encontró justicia por haberse violado los DD.HH. de miles de personas. Finalmente, el señor realizó un comentario en una escuela que me hizo reír demasiado, les enseña a los niños que todo el mundo tiene envidia de Corea del Norte porque “es el mejor país del mundo”. No sé ustedes, pero me agarró una impotencia y ganas de comprarme un punchball para no ejercer la violencia física contra nadie.
Lo bueno del documental es que utiliza fuentes de diferente origen. No busca solamente los testimonios de la gente norcoreana, sino que ésta la contrasta con especialistas en diversos temas y personas que trabajan en los medios de comunicación y en las universidades de Europa y Estados Unidos.
Me dio la sensación de que Corea del Norte es una mezcla entre Un Mundo Feliz y 1984, de Huxley y Orwell. Si bien les dan casa, educación y acceso a la salud, se debe sí o sí hablar bien del líder y estar de acuerdo con él. Te recuerda que todo es de él por las fotografías del líder y su padre en todos los edificios, en los transportes, etc. Parecía el Gran Hermano.
La conclusión a la que llegué es que si bien no tenemos mucha información del país, hay muchas cosas que nos hacen sospechar sobre cómo lo venden al mismo. Te muestran una nación en donde la gente vive en paz, tranquilidad, etc, pero a su vez, los cineastas no pudieron andar solos por la calle (siempre había alguien del gobierno que los acompañaba) y no salieron de la ciudad capital Pyongyang, donde la población es la más rica del país. El hecho de que haya alguien del gobierno acompañando a los realizadores del filme hace que las entrevistas que realizan en la calle carezcan de valor, porque hay alguien ahí vigilando lo que dicen y así el discurso de la felicidad se sigue transmitiendo por la presencia de fuerzas mayores.
3,5 de 5